Tras la eliminación a manos de Brasil en los octavos de final del Mundial de España, la selección argentina dejó ayer Madrid con la sensación de un fin de ciclo y de que el comienzo de una nueva era será un desafío para la generación que viene.
La racha de seis torneos grandes -tres Mundiales y tres Juegos Olímpicos- en los que terminó entre los cinco primeros puestos, finalizó de manera abrupta. A corto plazo, esos logros parecen irrepetibles, entre una camada que está dando sus últimos pasos y un grupo nuevo que necesita cosechar experiencia.
“Ya no somos la potencia que éramos”, admitió Pablo Prigioni, uno de los jugadores que podría concluir su campaña con la albiceleste con el certamen de España. “Desde ese punto, hay que empezar a trabajar mejor y esperar a que jugadores tomen un poco la posta y se vea una generación nueva. Es la realidad, ya no es suficiente con lo que hemos tenido en este torneo, viene un proceso de cambio”, reconoció el base de New York Knicks.
El mismo pensamiento tiene Rubén Magnano, el entrenador de Brasil, con el fundamento que le otorga haber potenciado al grupo que consiguió el oro olímpico hace 10 años, en Atenas. “Los jugadores jóvenes de Argentina deben rendir un curso acelerado de baloncesto internacional. Demostraron condiciones, pero es un tema que deberán resolver”, sostuvo Magnano.
Facundo Campazzo está llamado a ser el líder de la nueva generación. A los 23 años, el base fichado por Real Madrid para la nueva temporada ya dejó su sello en el Mundial a partir de su talento y velocidad, con errores propios de su inexperiencia y de su condición de debutante. Finalizó el certamen con buenos promedios de 9,2 puntos y 4,3 asistencias, el sexto jugador del torneo en ese rubro.
“Varios de los más jóvenes hicieron un aporte importante, tanto en la clasificación en Caracas como en este torneo. Y tuvieron un crecimiento importante, compitiendo apenas por debajo de los mejores equipos del mundo”, analizó el entrenador Lamas, que vislumbra lo difícil que será el futuro: “pasa en todos los órdenes de la vida. Para que una rama crezca, primero hay que sacar la rama seca”.
Y en eso anda la selección argentina de baloncesto.